Ayer fui a la biblioteca a devolver unas películas, la bibliotecaria tenía problemas con el programa informático, y no conseguía gestionar la devolución de una de ellas. Después de un rato comenzó a ponerse nerviosa y a excusarse por hacerme esperar, y fue a pedir ayuda a una compañera. Yo tenia un poco de prisa porque quería aprovechar la tarde para hacer otras cosas, y eso propicio que surgiera en mi la impaciencia y pensamientos del tipo «joe cuanto tarda». En ese momento pude ser consciente de estos pensamientos, y de mi sensación de impaciencia, lo observe por unos instantes y me hizo sonreír. Con esta nueva perspectiva decidí sacar lo mejor de mi, y la tranquilice diciendo que se tomara el tiempo que necesitase, que yo podía esperar. Mi lenguaje corporal la transmitía calma y pude ver como mi tranquilidad la generaba comodidad.
Si ponemos atención, la vida nos ofrece constantes oportunidades para dar lo mejor de nosotros mismos. Creo que es importante tener en cuenta estos pequeños gestos, ya que nos ayudan a sostener la atención en el momento presente. Además, nos crean una base de bienestar al mejorar la relación con nosotros mismos y con los demás. Base que nos ayuda a desarrollar nuestra practica. Estos gestos surgen naturalmente de un pequeño cambio, que es darse cuenta de nuestro estado interior.