Mejorando cada día

Si nos proponemos mejorar cada día, o hacer un cambio en nuestra vida, una manera amable de conseguirlo es comenzar a pensar en pequeños avances, por ejemplo: ¿Cuánto puedo dedicarme hoy a meditar más que ayer? ¿Como puedo ser  en este momento más generoso, paciente, amable o menos egoista, aversivo…etc? ¿A que entretenimiento evasivo puedo renunciar para estar más presente y calmado? En ocasiones somos duros con nosotros mismos, si no cumplimos nuestros objetivos, o si tenemos grandes expectativas de cambio. Esta perspectiva es una manera amable de cambiar hábitos, ya que poco a poco, pasito a pasito, y de manera sencilla según nuestras posibilidades, iremos mejorando cada día, hasta que el aprendizaje quede integrado en nosotros. También nos ayudara a vivir más conscientemente​ y a crear mejor karma, mejorando nuestro entorno y desarrollando el sendero espiritual.

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Contando los días

La segunda vez que fui al monasterio, fue para quedarme seis meses, la ilusión de poder vivir cerca de los monjes y aprender de ellos me entusiasmaba, y superaba todos mis miedos e incertidumbre. Sentía que no podía hacer nada mejor que estar allí, a pesar de la dificultad. Lo curioso era que a pesar de mi deseo por permanecer allí, mi mente adquirió el mal hábito de contar los días que me quedaban para volver a casa, no solo días, sino quincenas y meses. Si por ejemplo llevaba 5 días desde mi llegada, dividía los días que me faltaban entre cinco para ver cuántas veces tenía que vivir lo ya vivido, era algo enfermizo y me costaba dejar de hacerlo. Me recuerdo paseando por el bosque precioso que hay, con el único sonido de la naturaleza y sin embargo en vez de disfrutarlo mi mente seguía contando días y sufriendo. Me resultaba muy absurdo ya que si en cualquier momento me hubieran dicho que tenía que volver a casa, me hubiera quedado hecho polvo y hubiera rogado por permanecer. Entonces, ¿por qué la mente estaba tan obsesionada con volver a casa? Más que por volver a casa, era por escapar de mí mismo.

La vida en el monasterio está hecha para ayudar a interiorizar, y poner en práctica las enseñanzas del Buda, la disciplina, las tareas y todo ayudan a ese fin. Debido a la falta de distracciones las tardes se hacen muy largas y el aburrimiento y las desesperación son acompañantes habituales. Esa situación es utilizada para desarrollar sabiduría y comprender profundamente las cuatro nobles verdades enseñadas por el Buda: la existencia del sufrimiento mental, el origen, la cesación y la puesta en práctica del sendero que lleva a su extinción, la realización del Nirvana.

Todas esas tardes de aburrimiento y sufrimiento en el monasterio acababan con paz y con un sentimiento de serenidad, de contento, y de satisfacción por lo que la experiencia me descubría.

Al contrario, la vida fuera del monasterio nos ofrece una gran variedad de posibilidades para distraernos y evadirnos de nosotros mismos; los momentos de espera suelen ser llenados con alguna actividad, el móvil ayuda a esa evasión. Lo bueno es que cada vez que se hace frente a esa inquietud e impulso a escapar, al cabo de algún minuto vamos encontrando paz y bienestar en la sencillez del momento, y constatando que el contacto con nuestro silencio interior es lo que nos da plenitud. La dificultad inicial acaba dando lugar a paz. Según desarrollamos la constancia en la práctica, la facilidad para acceder a ese espacio de calma aumenta, y las dificultades de la vida son aprovechadas para tomar consciencia de nuestros apegos y desarrollar sabiduría; viviendo cada vez más en el centro y más libres, aunque el entorno no favorezca. Sin embargo, también debemos ser más constantes y disciplinados en la práctica, aunque también pacientes y amorosos con nosotros mismos. En muchos sutta se habla de laicos que extinguían la ignorancia y realizaban el nirvana, así que mantengamos el ánimo y la perseverancia.

Doy Gracias al  Sangha monástico por haberme dado esa oportunidad de vivir y aprender el Dhamma con ellos.

Las bendiciones del camino de Santiago

El Camino nos enseña a valorar lo que es importante en la vida, según pasan los días estamos más anclados en el presente, preocupandonos menos por el futuro. Esto ayudará a tomar las decisiones adecuadas cuando llegue el momento.

Se van superando dificultades y según nos llegan las enseñanzas y regalos que nos ofrece el camino, se va abriendo el corazón. Sentimos bienestar, y comenzamos a percibir las bendiciones de la vida. Ocurren situaciones mágicas,  nos encontramos con  sincronizidades, coincidencias y personas entrañables.

Tomamos nota de cosas que estaban ocultas debido al muro que habíamos construido entre nosotros y la vida. Por ejemplo, cuantas veces vamos con prisa en la vida diaria y no tenemos tiempo ni disposición, para hablar con alguna persona que se nos acerca. Quizá esa persona tenía un regalo que ofrecernos en forma de enseñanza o descubrirnos algo, pero debido a nuestro muro dejamos pasar la oportunidad. Así una y otra vez.

En el camino estamos más abiertos y receptivos para compartir nuestro tiempo, en una charla o en una puesta de sol.

Un error  es pensar que la magia sucede solo en el camino y que tenemos que volver allí si queremos volver a percibirla.  Sin embargo, las bendiciones están siempre ante nosotros, si estamos abiertos al momento presente. Es nuestra disposición lo que necesita cambiar, nuestra perspectiva. Se trata de parar de focalizar en lo que valoramos como negativo, lo que no nos gusta, para pasar a percibir lo bueno del momento, los pequeños o grandes dones de cada día, y agradecerlo. Cada situación aunque no sea agradable, si la vivimos con consciencia nos ayuda a descubrirnos a nosotros mismos. Abrir los ojos y el corazón a los regalos de la vida.

Meditación despedida de año

Aprovechamos el cambio de año para prestar especial atención a nuestro interior, tomando mayor consciencia de aquellas cosas que arrastramos y nos condicionan, que nos limitan y nos separan de los demás. Tomar consciencia nos brinda la oportunidad de abrir nuestra mente y corazón, de fortalezer nuestra determinación, y de poner la energia en la consecución de nuestras más nobles aspiraciones. Y así vivir con mayor Paz y Armonia, más conectados con los demás, con laVida y con nuestro Ser.

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Momentos de presencia – Pequeños gestos con los demás

Ayer fui a la biblioteca a devolver unas películas, la bibliotecaria tenía problemas con el programa informático, y no conseguía gestionar la devolución de una de ellas. Después de un rato comenzó a ponerse nerviosa y a excusarse por hacerme esperar, y fue a pedir ayuda a una compañera. Yo tenia un poco de prisa porque quería aprovechar la tarde para hacer otras cosas, y eso propicio que surgiera en mi la impaciencia y pensamientos del tipo «joe cuanto tarda». En ese momento pude ser consciente de estos pensamientos, y de mi sensación de impaciencia, lo observe por unos instantes y me hizo sonreír. Con esta nueva perspectiva decidí sacar lo mejor de mi, y la tranquilice diciendo que se tomara el tiempo que necesitase, que yo podía esperar. Mi lenguaje corporal la transmitía calma y pude ver como mi tranquilidad la generaba comodidad.

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Si ponemos atención, la vida nos ofrece constantes oportunidades para dar lo mejor de nosotros mismos. Creo que es importante tener en cuenta estos pequeños gestos, ya que nos ayudan a sostener la atención en el momento presente. Además, nos crean una base de bienestar al mejorar la relación con nosotros mismos y con los demás. Base que nos ayuda a desarrollar nuestra practica. Estos gestos surgen naturalmente de un pequeño cambio, que es darse cuenta de nuestro estado interior.